19 abr 2010

La feria de Milán, y “nuestra” aportación

La semana pasada fue la Milan Design Week. Todo un referente de las ferias del diseño industrial. Me encantaría poder escribir un post de lo genial que fue, contado en primera persona. Pero no. Este año, me tocó quedarme en casa. Es por eso que hago un “copy paste” de un genial artículo publicado en El País, de la periodista especializada en arquitectura y diseño Anatxu Zabalbeascoa, en el que hace una fotografía del panorama nacional representado en la feria. Ella sí que ha estado en Milán, y además siempre escribe con mucho conocimiento sobre estos temas. Os recomiendo seguirla a través de sus artículos.

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Aquí el reportaje titulado: Fondo de armario español

Il Salone, la Feria del mueble de Milán, sirve para que productores y diseñadores se midan con los grandes del diseño y constaten cuál es su sitio. Entre los representantes españoles, la buena noticia es que hay individuos que innovan. La mala es que hay miedo. El miedo en diseño se deja ver cuando se reducen los tamaños, se recurre a las formas del pasado y se regresa a la calidez de la madera o a la rentabilidad del plástico. Hace un año triunfaron las sillas de plástico con el mensaje del tres en uno: para interior y para exterior, es decir, ideal cafeterías. Este año le ha tocado el turno a la madera en su lado cálido y modesto.

Jesús Gasca, un ingeniero donostiarra que debe de ser el diseñador nacional con mayor capacidad de resolución técnica, ha ideado una silla cálida, "de comedor", dice. La ha bautizado Laclasica y, ligera, apilable y contrachapada en roble o haya funciona como esculpida, sin un solo tornillo. Más que tener un diseño ergonómico, la silla masajea el cuerpo. Está claro que quiere ser para toda la vida, hereditaria. Fiel a una de las obsesiones-marca-de-la-casa de la empresa Stua, Laclasica es asequible. Costará menos de 200€.

También de contrachapado, y acabada en diversas maderas aunque con estructura metálica, es Otium, el banco-sofá con el que uno de los diseñadores cuya contención despunta en España, Mario Ruiz, se estrena con la empresa italiana Lapalma. Otra italiana, Palluco, está detrás Bucky, la lámpara-invento de Lagranja que rinde homenaje a Buckminster Fuller, el primero en experimentar con estructuras tensada. Como acróbatas, los tubos de vidrio soplado con halógenas de bajo consumo se tensan en el cable de silicona que hace también de estructura.

Entre los proyectistas que están ayudando a tejer el fondo de armario del nuevo diseño español, Azúa y Moliné han ideado la alfombra Spiral para Nani Marquina. Esa empresa ha presentado también en Milán Testa, cabezales de quita y pon con la firma de Gonzalo Milá.

La valenciana Gandía Blasco ha dado, por fin, un paso para crecer más allá del blanco que la ha llevado a competir con los grandes abriendo show-rooms en Milán y Nueva York. Viendo el resultado, el salto no tenía por qué dar miedo: en gris, la sobriedad de los diseños de Serrano, Esteve y Ruiz también funciona. La monocromía ordena. Pero el que confiere identidad es el diseño.

B.D, otra productora española legendaria, continúa su singular apuesta por un Jaime Hayón cada vez más ¿domesticado o maduro? Y Santa & Cole reivindica las pantallas de cristal de la mano del Ingo Mauer español, Antoni Arola y su nueva lámpara Cirio.

Vía: El País

Texto: Anatxu Zabalbeascoa

Fotografía: Lámpara Bucky, de Lagranja

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